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Capital de Córcega y ciudad de mayor tamaño de la isla, la historia de Ajaccio está profundamente vinculada a la de su ciudadano más ilustre: Napoleón Bonaparte, que nació aquí en 1769. En Ajaccio podrá visitar la casa de la familia Bonaparte, admirar la catedral barroca de Santa María Asunta, donde se bautizó a Napoleón, o pasear hasta una plaza cuyo nombre se debe a la madre del emperador francés: Letizia. 

Ajaccio es una ciudad perfecta para explorar a pie gracias a las pequeñas dimensiones de su centro histórico y constituye un destino culturalmente rico que puede establecerse como base para visitar sus espléndidos alrededores. En la ciudad, es imprescindible visitar el Museo Fesch, que alberga una maravillosa colección de pintura italiana similar en importancia solo a la del Louvre, con obras de Botticelli, Tiziano y Bellini, y pasear por la Ciudadela, la zona antigua fortificada que ofrece unas increíbles vistas sobre el golfo.

Si prefiere las excursiones al arte, puede optar por una visita a las bellas islas de los Sanguinarios: un pequeño archipiélago al que se puede acceder tras una breve travesía en barca desde la ciudad. El mejor momento para disfrutarlo es al atardecer, cuando las islas se encienden con tonos entre el naranja y el rojo, regalando un espectáculo inolvidable.

El litoral de Ajaccio cuenta con innumerables playas, entre las que destacan las de Ricanto, Capo di Feno y Barbicaja. Isolella, en la zona de Porticcio, es perfecta para darse un refrescante baño antes de coger el avión de vuelta. Si, en cambio, no desea moverse del centro, puede llegar cómodamente a la bonita playa urbana de St-François, perfecta para huir del caos de la ciudad.

Otras atracciones turísticas cercanas a Ajaccio son el sitio arqueológico de Filitosa, con sus antiguos menhires, y la espectacular cascada de Voile de la Mariée.