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Es la capital del Algarve, región meridional de Portugal. Una ciudad acogedora y versátil, además de la puerta de entrada a las maravillas naturales de la zona. Situado en la costa, Faro es el destino ideal para quienes desean entregarse al placer del sol, el mar y la belleza natural, así como para quienes buscan una escapada cultural. Playas, excelentes restaurantes de pescado, ecosistemas únicos, islotes intactos y un encantador casco antiguo, son lo más destacado de este centro urbano. 

Con su ambiente auténticamente portugués, su atractivo puerto deportivo, sus parques y plazas que invitan al descanso y su pintoresca cidade velha, Faro es una agradable parada que debes incluir en tu itinerario para descubrir el Algarve.

Las sinuosas calles peatonales adoquinadas, las plazas y los edificios blancos del casco antiguo albergan museos, iglesias y cafés al aire libre. La Catedral, situada en una hermosa plaza rodeada de naranjos donde también se encuentra el Ayuntamiento, data de 1251. Merece la pena visitar el interior del templo, decorado con mayólicas y azulejos multicolores, y subir a su torre gótica, desde donde se disfruta de una hermosa vista de las calles de Faro y su laguna. 

La laguna, más conocida como Ría Formosa, es precisamente una de las principales atracciones locales. Este enorme parque natural de 60 kilómetros de longitud es un laberinto de cauces de agua que fluyen entre pequeñas islas y constituyen un hábitat ideal para numerosas especies de aves. Las playas de la zona también son atractivas, como Praia do Faro, una larga lengua de arena a 20 minutos de la ciudad, e Ilha Deserta, accesible en ferry desde el muelle de Porta Nova, en el centro de Faro. 

Otras atracciones que no debes perderte en Faro son el Arco da Vila, un arco del siglo XIX que conforma una de las entradas al centro histórico amurallado, y el Museu Municipal, también conocido como Museo Arqueológico, ubicado en un hermoso convento del siglo XVI.