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La ciudad de la luz, la ciudad del amor, Lutecia, Paname... El hecho de que existan muchos nombres para París no resulta sorprendente, en vista de su historia y de la increíble fascinación que emana. La capital de Francia es un lugar lleno de tesoros por descubrir, desde sus espléndidos museos a sus elegantes bulevares, pasando por sus famosos monumentos y sus bistrot llenos de ambiente. A pesar de ser uno de los lugares más populares y visitados del país, París siempre sorprende a quien la visita con propuestas inéditas y encantadores rincones escondidos que nos hacen soñar con los ojos abiertos. 

Comienza tu viaje a París visitando los puntos de interés imprescindibles: la icónica torre Eiffel y sus espectaculares vistas de la ciudad; el sorprendente Louvre, el museo de arte más visitado del mundo; el imponente Arco de Triunfo; la magnífica catedral gótica de Notre Dame; el centro Pompidou, que alberga la colección de arte moderno y contemporáneo más importante de Europa; y el Museo de Orsay, meca del arte impresionista. 

Recorrer todas las atracciones de París en pocas horas es una tarea difícil y, para no correr el riesgo de perderte nada, es importante que planifiques minuciosamente los itinerarios turísticos durante tu estancia. Sin embargo, no te olvides de cerrar la guía de viaje de vez en cuando para disfrutar del placer absoluto de pasear sin prisa ni destino por los espléndidos rincones de los barrios de la ciudad en busca de galerías de arte, tiendas de moda, restaurantes y centros culturales. En el bohemio barrio de Marais te sentirás como en una película, en Montmartre soñarás ser un artista de otros tiempos, en el antiguo Barrio Latino respirarás la multiculturalidad, en Bastille podrás divertirte por la noche y probar sus múltiples restaurantes, mientras que en Saint-Germain-des-Prés descubrirás el espíritu más pintoresco y refinado de París.

Y cuando sientas que necesitas una pausa, relájate en la orilla del Sena o en uno de los maravillosos parques de la ciudad, como los Jardines de Luxemburgo o el parque Buttes-Chaumont. Cierra los ojos un momento mientras degustas sin prisa un macaron o un croissant, disfruta de un momento de tranquilidad perfecto y déjate conquistar por París, la ciudad que enamora a quienquiera que la visite.